Este año para Sant Jordi no ha habido libros, pero si ha habido rosas. Rosas inglesas. Uno de los símbolos de Inglaterra es la rosa roja, y en el día del patrón de Inglaterra no podrían faltar. A pesar de ser semana santa y estar Londres lleno de turistas, ayer se podían ver rosas en la solapas de las chaquetas de alguna señora y de algún nostálgico veterano no sé de que guerra del ejercito inglés.
Desde que estoy en Londres nunca había visto banderas inglesas. Solo hay banderas británicas en la mayoría de los sitios, y más ahora que queda menos de una semana para la boda del nieto (y posible heredero) de la reina de Inglaterra y Escocia, y cuyo padre es el príncipe de Gales. Todo Londres está lleno de banderas británicas, y no solo las colocadas para el recorrido nupcial, sino que las tiendas y bares están engalanados con banderas británicas de todos los tamaños y formas.
Pero ayer, como las rosas rojas en primavera florecieron banderas inglesas. En un mercado, en algún bar suelto, en unos tipos disfrazados de caballeros medievales cuyo traje era la bandera inglesa, en la ventana de un coche...
Hoy todavía no he salido a la calle, pero me imagino que el poder del imperio, con la pompa de sus bodas reales, con su Commonwealth (y su promesa de riqueza común, que es literalmente lo que significa) las habrá marchitado y permanecerán guardadas hasta el año que viene, hasta el próximo Saint George's day.
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